
En este cortometraje, el animador belga Jonas Geirnaert da vida a la experiencia de la convivencia urbana en su ingeniosa descripción de un concurrido bloque de pisos. La perspectiva de la cámara es la del panorama de un edificio, de modo que podemos ver el interior de cuatro pisos diferentes y las idas y venidas de los residentes. Las acciones de un vecino tienen un impacto en otro; colgar un cuadro en la pared, lavar la ropa, ver la televisión, etc. Los espectadores se involucrarán con la representación de la convivencia interconectada, ya que los vecinos se molestan y dependen unos de otros. Este cortometraje galardonado ofrece una excelente manera de analizar el tema de la competencia social y cívica en relación con la tolerancia y la inclusión. Llama la atención sobre la interdependencia de pueblos, lugares y personas, y nos pide que reflexionemos sobre algo que normalmente podríamos pasar por alto por completo: la experiencia de la convivencia en la cultura contemporánea.